abril 20, 2011

Teletrabajo: Todos ganan.


La crisis, un potente motor: 



Una de las cuestiones más significativas de esta expansión es que el interés real por el teletrabajo y su puesta en marcha en España se han intensificado en los dos últimos años, a la par que la crisis económica. No es casual. Los problemas nuevos empujan a la búsqueda de alternativas capaces de aportar soluciones. Resulta esclarecedor que, entre 2008 y 2009, se ha detectado un punto de inflexión en materia de producción deslocalizada, jornadas de trabajo variables y flexibilidad laboral. Un cambio sustancial.

Un estudio elaborado por la Universidad Carlos III de Madrid señalaba en 2003 que el país contaba "con un escaso interés por modificar sus mecanismos laborales", pese a que la tecnología ya permitía "nuevas formas de relación entre los trabajadores". Esa falta de interés por cambiar el modelo de trabajo tradicional se registró una y otra vez hasta que la debacle financiera obligó a muchas empresas, instituciones y empleados a replantearse los esquemas. Si hasta hace pocos años se premiaba la presencia y la cultura de trabajar más horas que el jefe, ahora se busca y se premia la consecución de objetivos.

Cerca de la familia:

 

El ahorro económico que fomenta el teletrabajo beneficia a los empresarios, a los empleados y a los países donde se generaliza el modelo. Para el trabajador supone menos horas y dinero invertidos en desplazamientos, menos gastos en comidas fuera de casa y un presupuesto más pequeño en vestimenta formal. Para el empresario significa una reducción de sus costes fijos (como agua, luz, calefacción, transportes o equipamiento de oficina), una reducción del absentismo laboral y un aumento de la productividad de hasta el 30% al trabajar por objetivos, efectividad y resultados.

 

Las empresas se decantan por esta opción porque los teletrabajadores aseguran una mayor productividad si trabajan por objetivos y el coste del puesto de trabajo se reduce hasta en un 50%. Sin embargo, no es el ahorro el factor que más entusiasma a los teletrabajadores. Ni siquiera la idea de poder hacer sus tareas sin quitarse el pijama y las pantuflas. Para un empleado, funcionario o autónomo, los principales atractivos del trabajo a distancia son la flexibilidad horaria y la posibilidad de conciliar la vida laboral con la familiar y la social. 

Más todavía en el caso de mujeres con niños, ya que aún son ellas quienes soportan la mayor parte de la responsabilidad educativa de sus hijos y este factor les impide, a menudo, reconectar con el mercado laboral tradicional tras formar una familia.

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